Cartas sobre la educación del bello sexo
Cartas sobre la Educación del Bello Sexo por una Señora Americana, Caracas, Tomás Antero, 1833, 203P.
En el Siglo XIX, la Sociedad giraba en torno a la satisfacción de las necesidades masculinas y el camino de la mujer hacia su participación plena en sociedad siempre fue largo, tortuoso y lleno de obstáculos.
Desde tiempos remotos, la cultura machista generaba todo tipo de prerrogativas para el hombre, relegando a la mujer a un segundo plano.
Todo comenzó en el Neolítico cuando se produjo la primera División del Trabajo entre Géneros y mientras el hombre más fuerte y robusto se encargaba de la caza y la pesca, la vigilancia de la horda y el apareamiento, la mujer más débil y menuda se encargaba de la agricultura, la recolección, el cuidado de la prole y de los viejos y enfermos.
Desde ese momento y hasta el Siglo XIX, se mantuvo una estructura de roles rígida, difícil de trascender y sostenida además por la religión.

