Gabriel Egidio Saldivia Reinoso [videograbación] : [entrevista]
Gabriel Egidio Saldivia Reinoso, mejor conocido como Gabriel Saldivia, es un escritor, poeta, investigador, bibliotecario y promotor de lectura, nacido en El Tocuyo, estado Lara, el 8 de mayo de 1956.De niño no tuvo contacto directo con la literatura infantil, pero si con los juegos tradicionales. El teatro y la actuación lo cautivaron y se inició con el grupo de Teatro Experimental del Liceo Eduardo Blanco (TELEB); luego en el grupo «Tenaza», donde presentaban obras de denuncia; continuó con el grupo «Perol», «Nika» también fue tramoyero en el «Teatro Juárez» de Barquisimeto. En Caracas montó y actuó en la adaptación de «El Principito», con la «Compañía Cultural de Caracas», junto a Carlos Mora. A los 16 años se hace lector y su amigo Ramón Gutiérrez lo impulsó y le hizo ver que la lectura es parte fundamental en todos los oficios. Comenzó a leer los textos de la colección «Rotativa». El libro «La Guerra Secreta del Petróleo” lo impresionó. Estudió Castellano y Literatura en el Pedagógico de Barquisimeto y Letras en la Universidad Central de Venezuela. La palabra escrita fue su norte e inició los Talleres Literarios o conversatorios en centros culturales, escuelas, liceos comunidades, centro penitenciario. En 1979 publicó su primer poemario «Concierto de pasos», a este le siguieron: «Brasas de sol», «El Corroncho», «Lumbras de ceniza», «El Tigrón (Premio Nacional del Libro de Venezuela 2018, en la categoría infantil, entre muchos otros textos y catálogo. Comenzó a trabajar en la Colección de Libros Raros y Manuscrito de la Biblioteca Nacional junto a su maestro, el erudito en libros antiguos Iván Drenikoff, donde llegó a ser director hasta su jubilación. La lectura la llevó al programa de radio «Biblioteca Viva y a la TV en el espacio «Encuentro con los libros». Ha sido merecedor varios reconocimientos como el Premio Nacional de Cultura (2022), mención honorífica. Su poesía evoca el paisaje, los animales de Lara y prevalece en su lenguaje la ausencia, la soledad… pero sin amargura alguna.
