Plaza Bolívar de Caracas a Través del Tiempo [Máterial Gráfico]
La plaza nace con la ciudad, empiezan en cuatro esquinas que desbordan y resumen la historia. Ha sido núcleo militar, político, administrativo: ágora, centro cívico, festivo, religioso, comercial y epicentro de rebeldías. Todo lo ha visto: toros, teatro, danzas de juras y fiestas, fuegos inquisitoriales, incienso y pólvora, la tortura y el resto, plagas y epidemias, terremotos y guerras, triunfos y derrotas, apoteosis y ejecuciones de patriotas y realistas, heroísmos e independencia.
Ha sido Plaza Mayor, Plaza Pública, Plaza Nueva, Plaza real, Plaza Vieja, Plaza Principal, Plaza de Armas, Plaza de la Constitución, Plaza de la Catedral, Plaza del Mercado, Plaza Bolívar que por fin reverencia el nombre y luce la estatua. Desde 1874, bajo soles y lunas, el libertador cabalga en el corazón de Caracas.
El uso que se perpetuó por más tiempo fue el de mercado. Santiago de León, como toda ciudad recién fundada en el nuevo mundo, debió ser capaz de auto abastecerse en sus inicios, por lo que la principal actividad productiva debió organizarse en base a la tierra, la agricultura y la ganadería. Los campos de El Valle, Antímano, Sabana Grande, Chacao y Petare, abastecían con sus hortalizas, verduras, cereales y frutas a la gente de Caracas, mientras que los ganados de las rancherías cercanas era conducido en pie hasta los mataderos, donde ahí era sacrificado y la carne conducida a la Plaza Mayor para su venta. En el siglo XVII en el espacio de la plaza eran colocados tarantines improvisados donde se descargaban los animales de transporte y se realizaba la venta a toda clase de personas, desde la gente común y corriente hasta los mayordomos esclavos de confianza de las familias acomodadas, pasando por los revendedores y dueños de abastos y pulperías. En la Plaza Mayor también se situaban prestadores de servicios y artesanos de cualquier tipo, zapateros, carpinteros, albañiles, sastres, talabarteros, carreteros y escribanos públicos ofrecían sus servicios rodeados del bullicio de compradores y vendedores de comestibles, animales de carga, buhoneros y toda clase de personajes. También en el mercado existían vendedores de comidas, desde sancochos y mondongos hasta dulces y conservas de frutas. Aunque no tenemos muchas referencias de ello, también es de esperarse que no eran raros los vendedores de bebidas alcohólicas, así como vagos y gente mal entretenida, por usar el término de la época. De aquellos domingos de retreta, hasta 1911 dirigida por el Maestro Sucre y desde entonces por Pedro Elías Gutiérrez, después de la retreta se iba a La india-dice don Nicolás- o a La Francia, a gustar de deliciosos sorbetes o helados, mientras que otros, más amigos del dios Baco, llenaban la recién instalada cervecería Strich en la esquina de La Torre, donde se inició nuestro pionero Pepe Donzella, de muy grata y afectuosa memoria. La Plaza Bolívar ha sido el tradicional y preferente sitio de recreo, del reposo al aire libre y de la chismografía política y social de los caraqueños.